Mariano José de Larra hizo famoso el "Vuelva usted mañana" entre los funcionarios españoles, una frase que simboliza la ineficacia y la dejadez administrativa. Hoy, la junta directiva del Real Madrid ha adaptado ese clásico y parece haberlo convertido en su propio “Vuelva usted el año que viene”. Cada vez que se evidencia la necesidad de una pieza en una plantilla corta y asolada por las lesiones, la respuesta de la directiva es la misma: esperar. Ya sea un delantero centro que nunca llega porque Mbappé “está al caer”, un lateral izquierdo porque “David ya está fichado”, o un lateral derecho porque “está preparado Trent Alexander-Arnold”, todo se pospone a un futuro incierto. Algunos de esos fichajes se han concretado, otros quizá lo harán y algunos parece que jamás llegarán. Pero eso, realmente, no es lo importante.
Lo verdaderamente grave es que, una y otra vez, se apela a ese futuro incierto como justificación para no reforzar al equipo en el presente. Y esto es un error. El tiempo no espera, y en fútbol un año es un mundo. Muchas veces, los fichajes acaban por no venir y, aunque vengan, no se puede dejar cojo al equipo durante toda una temporada. Pero quizá no sea un error, sino una estrategia para justificar la falta de gasto. Se supone que el Real Madrid está muy bien económicamente, que el nuevo estadio no iba a condicionar los fichajes porque iba a ser rentable a largo plazo. Sin embargo, la realidad es otra.
Existen opciones para reforzar al equipo incluso sin grandes desembolsos: cesiones, fichajes de bajo coste o jugadores de la cantera. Hay muchísimos futbolistas que estarían encantados de venir al Real Madrid aunque solo fuera seis meses. Y si realmente no hay dinero para fichar, ¿por qué no se apuesta más por la cantera? La sensación es que hay dejadez en la directiva, tanto a la hora de traer refuerzos como en exigirle al entrenador que aproveche los recursos del club.
Si sabes que no vas a traer a nadie, hablas con el entrenador y le dejas claro que debe sacar partido a los jugadores del filial. No puedes fundir siempre a los mismos once jugadores, porque ya sabemos cómo termina eso: equipos fundidos en primavera y finales de temporada decepcionantes. Lo vimos en la primera etapa de Ancelotti: una primera vuelta maravillosa y una segunda vuelta ruinosa por falta de rotaciones.
La directiva conoce perfectamente tanto las carencias del equipo como el tipo de entrenador que tiene. Entonces ¿por qué no hace nada para solucionarlo? Aquí enlazamos con lo más grave de todo: la falta de transparencia. Si el Real Madrid está arruinado, los socios deberían saberlo; todos los madridistas tienen derecho a conocer realmente cómo está el club. Y también deberíamos exigir esa transparencia a los dirigentes, algo que no se está haciendo porque muchos se han dejado llevar por las victorias y otros intereses.
Florentino Pérez no es el Real Madrid; es una persona puesta ahí para servir los intereses del club. No debería ser así que todo gire en torno a él y su gestión sin transparencia ni exigencia por parte del madridismo. Es nuestra responsabilidad como aficionados y socios exigir explicaciones y rechazar excusas vacías, incluso cuando los resultados acompañan.
El fútbol es una cadena tan fuerte como su eslabón más débil. El Real Madrid actual tiene demasiados agujeros: laterales débiles, problemas en los centrales, falta de centrocampistas y, sobre todo, la ausencia de un delantero centro rematador. Son carencias conocidas desde hace tiempo que requerían refuerzos inmediatos.
Si el Barcelona puede sacar ocho canteranos útiles para el primer equipo, ¿por qué el Madrid no logra sacar ni tres? ¿Qué está fallando en la cantera? ¿Por qué Raúl lleva tanto tiempo entrenando al Castilla sin resultados visibles en el primer equipo? Se ha dejado de exigir resultados tanto en la cantera como en el propio primer equipo.
Hay responsabilidades repartidas entre Ancelotti, los jugadores y, sobre todo, Florentino Pérez. Nadie niega sus logros al frente del club, pero también ha cometido errores graves: convertir al Real Madrid en un club sin alma, sin exigencia y sin transparencia. Eso lo ha hecho él, pero lo hemos tolerado nosotros.
Por eso creo que nunca más debemos permitir el “vuelva usted el año que viene”. La directiva no debería permitírselo a sí misma y, si lo hace, el madridismo no debería tolerarlo más.